TODO PARA LA PAZ, NADA PARA LA GUERRA


Si finalmente Salvatore Mancuso regresa, que sea como prenda de Paz para promover la Reconciliación y la Unidad Nacional, con su misión y corazón puestos en los más altos intereses de la Patria, la defensa de todas las Libertades y el respeto absoluto de la Constitución.

Sea bienvenido todo lo que procure alivio y consuelo al sentir nacional, sin otro propósito que unir al País en torno al anhelo de Paz, de defensa de la República y punto final al conflicto armado, social y político.

Las Federaciones Regionales de Autodefensas, hoy desarmadas, pero aún pendientes de ser constitucionalmente recibidas en el seno de la democracia con la vigencia plena de sus derechos civiles, económicos y políticos, seguramente tienen mucho que aportar desde los territorios a la Paz de Colombia.

Aglutinadas alguna vez bajo la sombrilla de la sigla AUC, protagonizaron a comienzos de siglo un Proceso de Paz que no cumplió cabalmente con las expectativas creadas por razones propias de la naturaleza del conflicto interno, sus derivas políticas -y geopolíticas- y un sinfín de contradicciones insalvables en aquel momento. Hoy las condiciones para recomponer aquello y llevarlo a buen puerto son ciertamente más promisorias, aunque no exentas aún de tener que superar barreras jurídicas y políticas.

Sin embargo, y pese a las dificultades subsistentes, auguro que la inminente presencia de Salvatore Mancuso en Colombia, en su condición de Gestor de Paz designado por el Presidente Petro, facilite que las Federaciones Regionales de Autodefensas, con apego a principios e ideales respetables y también al necesario y conducente pragmatismo, puedan reunirse a la mayor brevedad con el Alto Comisionado para la Paz, doctor Otty Patiño, y así Dios lo permita, iniciar un camino de diálogo e intercambio de pareceres que lleve más temprano que tarde a clausurar el Proceso de Paz con las Autodefensas y finiquitar con éxito para el País la larga gesta comenzada allá por 2002 y trunca desde 2008.

Primero el Bien, primero Colombia.


Atentamente,

Juan Rubbini

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