DOS PROCESOS DE PAZ POR HACER - León Valencia en ALMA MATER - Universidad de Antioquia
Reinserción, democracia y civilidad
http://almamater.udea.edu.co/periodico/sc-catabad574.htm
Las elites adelantan una guerra contra las instituciones más eficaz que la guerra de las guerrillas - León Valencia Agudelo
¿Por qué si en el país ha habido tantos procesos de reinserción, tantos procesos de paz, desde los años 50 hasta hoy, y tanto guerrero ha vuelto a la vida civil, el conflicto colombiano y la guerra continúan?
Alrededor de esa pregunta el analista político León Valencia Agudelo presentó sus particulares puntos de vista en la charla sobre reinserción, democracia y civilidad a la cual fue invitado por la cátedra pública Héctor Abad Gómez, el 13 de febrero en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia.
Una respuesta probable a la cuestión se deriva de la observación de un hecho incontrastable: en Colombia, ciertamente, ha habido muchos procesos de paz, pero han sido parciales, en tanto que mientras se hace un acuerdo con un sector en conflicto, al mismo tiempo se lanza la guerra contra otro.
En ese sentido, el director de la Corporación Nuevo Arco Iris recordó cómo a finales de los 50 y principios de los 60 se hizo el acuerdo del Frente Nacional entre liberales y conservadores, pero se dejó por fuera a un sector de los liberales, encabezado por el campesino Manuel Marulanda Vélez, como también se dejó por fuera a las nacientes fuerzas de izquierda, que apenas empezaban a figurar en el país como el partido comunista y sectores proclives a la revolución cubana.
En 1964 –continuó Valencia Agudelo– el gobierno lanzó un ataque a los campesinos excluidos del pacto político en El Pato, Riochiquito, Guayabero, lo que dio inicio al conflicto que persiste hoy. Es la primera muestra –dijo– de un acuerdo de paz, tan emblemático como el del Frente Nacional, y al mismo tiempo el inicio de una guerra que fue marginal hasta los años 80, década sangrienta en la que se pactó una tregua con las Farc y posteriormente se inició un proceso de paz en firme con siete u ocho grupos tales como el M-19, el EPL, la Corriente de Renovación Socialista.
“Acuerdo parcial –insistió– que culminó con la Constituyente de 1991 como hecho simbólico, pero el día emblemático de la citación a la Asamblea se lanzó un ataque a Casaverde y se recrudeció la guerra contra las Farc”.
Luego –agregó el columnista de EL COLOMBIANO Y EL TIEMPO–, con el ascenso de Uribe a la presidencia se le tendió la mano a los paramilitares y mientras que adelantaba un acuerdo de paz con ellos, simultáneamente se armó el Plan Patriota y el proyecto de guerra en el sur del país. O sea, concluyó, “pacificación en el norte mediante una negociación con los paramilitares y guerra en el sur para la destrucción de las Farc”.
En síntesis, Valencia Agudelo reiteró que todos los acuerdos de paz parciales están acompañados de una apuesta de guerra, de un desafío de confrontación a las fuerzas por fuera de los acuerdos.
Además, señaló, el acuerdo de paz con los paramilitares también ha sido parcial y empieza a revertirse en todo el país y en Medellín y Antioquia de forma dramática, y otra vez empieza a teñirse de bandas paramilitares toda la geografía nacional.
“A la vez está el desafío con las Farc y con el ELN, en el cual ha tenido muchos éxitos el presidente Uribe en el plano militar, pero no deja guerrillas destruidas y acabadas al estilo Fujimori en Perú, sino con capacidad de ofender y quizá de crecer y desarrollarse en un momento de crisis económica, de cambio en la política de Estados Unidos y cuando no va a haber toda la plata para invertir en la guerra como durante los últimos años”, dijo, y aseguró que hubo un salto de 3.6 % del producto interno bruto a 6 puntos de inversión en defensa, se pasó de 250 mil integrantes de la fuerza pública a 435 mil y hubo una ayuda de 700 millones de dólares por año de Estados Unidos.
“Esta idea de que estamos en un círculo vicioso los últimos cincuenta años, en los cuales ha habido acuerdos parciales de paz y declaratorias sucesivas de guerra es muy dolorosa y triste y no hemos encontrado el camino para salir de ahí porque nadie ha tenido en Colombia un proyecto de reconciliación total, con todos, ni la izquierda, ni la dirigencia del país”, manifestó.
Dos procesos de paz por hacer
Para el autor de “Mis años de guerra”, está claro que el país no puede soslayar una doble realidad: una, la de las guerrillas que empezaron como un alzamiento político y por el camino se encontraron con el narcotráfico, y dos, constituida por el fenómeno inverso, es decir, la existencia de las bandas del narcotráfico y de la criminalidad mafiosa que se encontró con la política alta en el proceso 8.000 y la parapolítica.
“Esos dos fenómenos hay que aceptarlos como dos realidades y hay que buscar un proceso de paz con esas dos instancias del conflicto en Colombia, es decir, que hay dos procesos de paz por hacer, un proceso de paz con las guerrillas y otro con las élites que utilizan la violencia ilegal para hacerse al poder local e influir en el poder nacional, porque ellos también están haciendo una guerra contra las instituciones en Colombia y más eficaz que la guerra de las guerrillas”, aseveró.
Valencia Agudelo aseguró, además, que cuando la Corporación Nuevo Arcoiris investigó el fenómeno de la parapolítica encontró que las mejores familias dentro del Estado, altos funcionarios que habían usufructuado el poder político durante décadas y la descendencia de grandes familias políticas fueron los que se aliaron con los actores ilegales para apoderarse del poder local e influir en el nacional.
“Pero no como un juego de niños o un acto de maniobra política: ahí murieron miles y miles de personas en esa empresa criminal. Los paramilitares, según la Fiscalía, dejaron en un lapso muy corto, aliados con los políticos, diez mil desaparecidos, 3.200 fosas comunes en el país, pues no secuestraban a campesinos inermes para hacer extorsión política, sino que los mataban y los tiraban a las fosas, para sembrar el terror en la población y obtener un éxito político”, precisó, y afirmó que la Corporación de la cual él es director ejecutivo publicó apenas el 20% de la investigación sobre paramilitarismo, y pudo documentar que 83 parlamentarios llegaron al Congreso por alianza con los paramilitares.
“Hay una guerra de las élites que desde del Estado han cortado el hilo institucional y han hecho verdaderos golpes de Estado en muchas regiones del país, porque aquí gobernaban de la mano de los paramilitares nueve gobernadores, 251 alcaldes y tenían la tercera parte del Congreso de la República”, aseguró.
De manera que –reiteró–, hay que hacer procesos de paz y reinserción a dos manos: una con los guerrillas que han afrentado a este país y que se han degradado en su confrontación con el Estado, y otra con las élites que han usurpado el poder del Estado y desde ahí se han aliado con ilegales para producir grandes masacres de la población y para producir también grandes efectos sobre la política.
Al mismo tiempo, el analista político relievó el contraste entre el proceso 8000 y la parapolítica. En ese sentido, observó que el proceso 8000 tuvo muy poco peso penal –ocho parlamentarios fueron inculpados por la alianza con las mafias para la campaña presidencial—, pero sí un enorme costo político. “El partido liberal se cayó y no ha podido volver al poder; el señor Samper es un cadáver político, a pesar de su investidura presidencial”, comentó.
Al contrario –observó–, en el fenómeno de la parapolítica ha habido una alta dosis penal, en tanto ya hay 91 parlamentarios vinculados a los procesos de la parapolítica y 400 políticos locales, y, sin embargo, no ha habido el menor costo político.
“Los partidos que tienen a todos sus líderes presos por la parapolítica están actuando, poniendo candidatos. Hay cinco partidos que tienen a todos sus parlamentarios titulados metidos en ese proceso: Colombia Viva, Alas Equipo Colombia, Colombia Democrática, Convergencia Ciudadana y Apertura Liberal, todos de la coalición uribista”, señaló, y añadió que Cambio Radical, el Partido de la U, el partido Conservador, el partido Liberal también tienen gente comprometida con la parapolítica y siguen tan campantes actuando en la vida política, sin disolverse, ni siquiera sufrir la sanción de la llamada silla vacía.
La Corporación para la educación y la salud pública Héctor Abad Gómez, , la Rectoría y las facultades de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Antioquia invitaron a la cátedra de formación ciudadana Héctor Abad Gómez a León Valencia Agudelo, analista político, especialista en temas de paz, derechos humanos y resolución de conflictos y actual director ejecutivo de la Corporación Nuevo Arco Iris.
El reconocido opinador de la vida política nacional y del conflicto colombiano, al tiempo que señaló que el país enfrenta un problema grande con las Farc y el ELN, no sólo por el desafío al Estado, sino también por la degradación, “y todo lo que se diga de ellas es poquito para lo que hacen”, también recalcó que el país sólo ve la degradación de las guerrillas y no el otro fenómeno tan duro, tan sacrificante de la democracia colombiana como es la vinculación de altos funcionarios del Estado y de gente de las mejores familias con actores ilegales para golpear la democracia, matar gente y obtener réditos políticos de esa acción.
“Eso no lo ve el país y sobre eso no hay costos políticos, ni cuentas de cobro ni para el Presidente, ni para sus partidos, ni para la coalición de gobierno. Y el Presidente tiene la libertad para no gobernar con los vinculados a la parapolítica y gobierna con ellos; podía hacerlos a un lado, pero son el fundamento principal de su gobierno; los partidos más vinculados a la parapolítica son el sostén en el Congreso de su proyecto político y son, los miembros de esos partidos, los que tienen las altas cuotas de funcionarios en el Estado”, aseguró.
En ese sentido, Valencia Agudelo expresó que las guerrillas le disparan desde fuera al Estado, pero los parapolíticos le disparan desde adentro, en una situación que torna muy difícil y casi imposible adelantar un debate claro sobre la democracia colombiana, distinto al debate que puede generarse respecto de la democracia en las dictaduras militares.
Una dictadura militar –explicó– es la usurpación del poder por parte de un actor militar que aleja a los civiles, se apodera del Estado y empieza un proceso de restricción de las libertades y de violación generalizada de derechos humanos, de modo que, en el cono sur, por ejemplo, se dieron esas dictaduras y a los civiles les era claro qué era lo que tenían que criticar, la ruptura del hilo constitucional por una fuerza militar.
“Pero en Colombia tenemos unos gobiernos civiles y un Estado híbrido, en el que tenemos gente decente, genuinamente civilista, pero a su lado hay una gente que no respeta la democracia, que se involucra con mafias, que rompe las reglas de la democracia desde adentro, y en ese Estado híbrido es muy difícil poner en claro para la confrontación y denuncia o para la transformación, porque tienen todas las palancas del Estado para obviar el juicio político y penal”, puntualizó.
En síntesis, y desde una perspectiva de reinserción y de democracia, Valencia Agudelo señaló que hay, pues, dos procesos de paz para adelantar. “La democracia colombiana no es una democracia asediada desde afuera, como le gusta decir al doctor Pizarro León-Gómez, no es una democracia avanzada, como le gusta decir al Presidente, sino una democracia atravesada por la violencia, que tiene el bacilo de la ilegalidad adentro de la democracia, no por fuera, y ese es un debate difícil de dar en el país; apenas en Europa y Estados Unidos se está empezando a hacer conciencia de ello”, dijo.
Y concluyó que la salida es adelantar un proceso de reconciliación total, que incluya tanto a las guerrillas como a las élites políticas en connivencia con las mafias y los paramilitares, proceso y propuesta que –planteó– debe surgir de una derecha civilista. (LJLB)
Un artículo inmensamente valioso que merece un comentario para no dejarlo pasar un poco desapercibido, luego de la lectura de cada quien,"reinserción,democracia y civilidad".
ResponderEliminarel doctor Valencia Agudelo hace una charla en la Universidad de Antioquia sobre el tema del conflicto armado y los procesos de paz que en ellos se han dado a través de los tiempos,sus fracasos,causas en menor detalle,y las graves consecuencias para el desarrollo del país, pero toca fibras que hilan toda esta hecatombe,y hace un llamado a esa democracia del centro, atravesada que se refugia en no asumir su responsabilidad, se hace nesario un proyecto de paz con un proceso de negociacion serio,con todas las élites politicas,y los grupos al margen de la ley, pero yo me pregunto de cual ley si la mayoria son gestores de guerra directa o indirectamente, entonces a sentarse a dialogar, hacer pactos reales,legales,responsables
y democráticos,si no a asumir las consecuencias y los costos ,talvez muy dolorosos para todos, y eso no lo queremos ninguno por que nuestro deseo mas ferviente es vivir en sana convivencia.por eso somos pregoneros de una paz sentida en lo mas hondo de nuestra alma. que nos arrulla y nos calma cuando en ella ,pensamos, soñamos y dirigimos nuestras actitudes y comportamientos.
A proósito de cultivar actitudes en favor de la paz, quiero compartir con ustedes este breve texto, que considero, viene al caso:
ResponderEliminarCada uno de nosotros ha nacido y crecido en un contexto en unas coordenadas socio-históricas que implican unos valores, creencias, ideales, fines, propósitos, necesidades, intereses, temores, etc., y ha tenido una experiencia y una formación con experiencias muy particulares y personales. Todo esto equivale a habernos sentado en una determinada butaca, con un solo punto de vista para presenciar y vivir el espectáculo teatral de la vida. Por esto, solo con el diálogo y con el intercambio con los otros espectadores –especialmente con aquellos ubicados en posiciones contrarias- podremos enriquecer y complementar nuestra percepción de la realidad. No sería en consecuencia apropiado hablar de “tolerancia” hacia las ideas de los demás. Deberíamos más bien implorarles que nos ofrezcan sus puntos de vista para enriquecer el nuestro ( Miguel Martínez Miguelez 2004: 131).
La "Tolerancia" es el valor por excelencia, del respeto a la diferencia de pensamiento, valores, creencias, ideales, fines, propósitos, necesidades, intereses, temores, y además de conocimientos con experiencias muy particulares y personales.
ResponderEliminar¡De ser, saber y hacer! , con ella (la tolerancia). Aceptamos, nos relacionamos, aprendemos, enriquecemos nuestra realidad…
Los otros, espectadores, (seriamos todos) con sus posiciones contrarias, y sus puntos de vista mezclan su magia de vida, para el florecimiento de la percepción, que da patrimonio a la riqueza humana del conocimiento, pero el mayor deleite, es que cada ser humano “irrepetible” tiene la opción de elegir que le aporta, que le gusta, que le ayuda a madurar, a ser mejor individuo. Ho a cambiar, a fortalecer en sus virtudes, y a decidir que no le gusta, que lo maltrata, que lo ultraja, que es bueno y que es malo. Que aprendizajes hay positivos y negativos.
Cada punto de vista está creado, plasmado en cada palabra, frase, texto de su escritor, o
Referido en otro autor (con su nombre) para tomar sus palabras y expresar el sentimiento interior, y así darle forma a nuestros anhelos, sueños, placeres, malestares, juicios, y enseñanzas, por eso implorar sapiencia es humillar el alma, por que en la libertad se expresa el deseo de cada hombre, de cada mujer, hacer brotar esa semilla de sabiduría con un lenguaje personal es lo que le da un sello personal a ese punto de vista personal, grupal y colectivo…..y es cada quien que debe adoptar lo que le sirve para su servicio y el del otro semejante...
“Hacer brotar la semilla de sabiduría con un idioma interior, y con el sello personal de cada uno es buscar con pasión un tesoro que está en toda expresión de vida, en un universo que habla por si mismo...y que corresponde a cada quien interpretar,
ResponderEliminarSu significado... sus símbolos... y su lenguaje...
Con su punto de vista que es lo más "imporportante”, con su lectura, con su saber y experiencia e inteligencia, y así permitir enriquecer su realidad con un escenario de paz o de violencia según el deseo, el conocimiento, la sensatez y la percepción.
De cada uno… Para no rogar al otro que puede estar tan ciego, inculto, perdido como yo, esa es nuestra obra, representarla y por nada la vamos a dejar en manos de otros,
Nos pertenece y es nuestra misión descubrirla, que sea una aventura, un reto, un sueño.Un ideal de vida para todos y todas"....